miércoles, 11 de octubre de 2017

Consecuencias que puedes sufrir por comer harinas refinadas


¿Sabías que, además de dificultar la digestión, el consumo de harinas refinadas puede estar relacionado con un mayor riesgo de depresión? Además, lejos de brindarnos energía, pueden generarnos mayor somnolencia
Las harinas refinadas hacen parte de la alimentación regular de millones de personas en todo el mundo y, aunque se han hecho advertencias sobre su consumo, muchos aún desconocen cuán perjudiciales pueden ser para la salud.
Este producto atraviesa una serie de procesos industriales que, por desgracia, reduce su calidad nutricional y propiedades.
Si bien en cantidades mínimas no causan efectos significativos, su ingesta excesiva y frecuente puede producir algunas reacciones indeseadas en el organismo.
Lo más preocupante es que están incluidas en muchos productos alimentarios del mercado y, debido a esto, es difícil frenar su consumo.
Sin embargo, es importante que todos conozcan las consecuencias de comerlas en exceso para, por lo menos, tratar de limitarlas al máximo en la dieta.
¡Mucha atención!

1. Aumentan el riesgo de diabetes

Diabetes y resistencia a la insulina
Las personas que ingieren este ingrediente todos los días tienen un alto riesgo de sufrir de diabetes en comparación con aquellos que eligen las harinas integrales.
  • Estas contienen altos niveles de hidratos de carbono simples, los cuales producen picos altos de azúcar al no ser empleados como fuentes de energía para el cuerpo.
  • En específico, la amilopectina, uno de sus carbohidratos, se convierte con facilidad en azúcar y afecta los niveles de glucosa en la sangre.

2. Producen sobrepeso

Los alimentos elaborados con harinas refinadas son uno de los responsables del aumento de peso corporal y las dificultades metabólicas.
  • El consumo de este ingrediente es uno de los mayores obstáculos para quienes buscan bajar de peso de forma saludable.
  • Sus hidratos de carbono ralentizan el ritmo del metabolismo y, al aumentar la glucosa de la sangre, eleva la acumulación de grasa, sobre todo en la zona abdominal.
  • Por otro lado, ya que no son saciantes, elevan la ansiedad por la comida.

3. Dificultan la digestión

indigestión-y-reflujo-ácido
Una de las características de este tipo de harinas es que, debido al proceso al que son sometidas, más del 80 % de su fibra dietética se desaparece.
Fruto de esto, tras ser ingeridas, se producen enfermedades en el sistema digestivo y el colon.
  • La poca cantidad de fibra causa dificultad en la digestión del alimento y, a su vez, genera estreñimiento e inflamación.
  • Por otro lado, también produce alteraciones en la flora bacteriana del intestino, aumentando los gases, la indigestión y el dolor.

4. Aumentan el riesgo de enfermedades inflamatorias

Las personas expuestas a factores de riesgo de enfermedades inflamatorias como la artritis deben mantener excluir este ingrediente de sus planes de alimentación.
  • Aunque en porciones mínimas no genera reacciones significativas, su ingesta habitual puede desencadenar respuestas inflamatorias por parte del sistema inmunitario.
  • Esto se le atribuye a los desequilibrios que produce en la glucosa de la sangre, la cual interfiere en las funciones que transforman las proteínas en fuentes de energía para el cuerpo.
  • Al acumularse genera una reacción llamada glicación, lo que produce un proceso inflamatorio en los tejidos sanos.

5. Pueden producir intolerancias

intolerancia al gluten
Las intolerancias alimentarias producen reacciones inflamatorias en el organismo y una amplia variedad de síntomas digestivos que afectan la calidad de vida.
  • Las harinas refinadas contienen altos niveles de gluten, un tipo de proteína de difícil digestión que puede producir este tipo de problemas.

6. Elevan el riesgo de depresión

Mientras que comer alimentos refinados produce una ligera sensación de placer momentáneo, la acumulación de sus hidratos de carbono se relaciona con la tendencia a tener depresión y bajas en el estado de ánimo.
  • Estas sustancias, que elevan la glucosa en la sangre, alteran la química del cerebro y producen una sensación de cansancio físico y mental.
  • Están vinculadas con los trastornos de sueño y la reducción de la productividad durante las tareas cotidianas.
  • Lejos de brindarle energía al organismo, generan sensación de fatiga y somnolencia.
  • Esto explica por qué, tras comerlas, algunos se sienten bajos de ánimo y con la necesidad de tomar una siesta.
¿Sueles consumir este alimento como parte de tu dieta habitual? Si es así, y muchos de tus productos lo contienen, procura tomar medidas para empezar a limitar su ingesta lo antes posible.
Aunque es difícil eliminarla por completo de la dieta, hay muchas alternativas saludables que ayudan a remplazarlas en una amplia variedad de recetas.
Si bien puedes pensar que no te hacen mal, tras reducir su consumo te darás cuenta de cuán beneficioso es para tu cuerpo.
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martes, 10 de octubre de 2017

Reflexión: El Puente



No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas contiguas, tuvieron un conflicto. Éste era el primer problema que tuvieron después de 40 años de cultivar las tierras hombro a hombro, compartir el duro trabajo y de intercambiar cosechas y bienes en forma continua.
Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente. Comenzó con un pequeño malentendido que fue creciendo hasta llegar a abrir una tremenda brecha entre ellos, que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir, encontró a un hombre con herramientas de carpintero. "Estoy buscando trabajo", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda serle de ayuda".
"Sí", dijo el mayor de los hermanos, tengo un trabajo para usted. Mire, al otro lado del arroyo, en aquella granja, ahí vive mi vecino, es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros y él tomó su buldózer y desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros.
Bueno, él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca, de dos metros de alto, para no verlo nunca más.
El carpintero le dijo: Creo que comprendo la situación. Muéstreme dónde están la madera, los clavos y las herramientas y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho. El hermano mayor ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir a comprar provisiones al pueblo.
El carpintero trabajó duro todo el día midiendo, cortando, clavando. Cerca del atardecer, cuando el granjero regresó, el carpintero había terminado con su trabajo. El granjero quedó, perplejo con lo que vio. No había ninguna cerca de dos metros; en su lugar había un puente. Un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una verdadera obra de arte.
En ese momento, su hermano menor, vino desde su granja, cruzando el puente, abrazó a su hermano, con los ojos llenos de lágrimas, le dijo: Eres un gran hombre, por construir este hermoso puente después de lo que te he hecho, gracias y perdóname.
En silencio el carpintero guardó las herramientas y se dispuso a marchar, cuando Luis, el hermano que le había contratado grito: ¡No te vayas espera!, quédate, tengo muchos proyectos para ti.
-Me gustaría quedarme dijo el carpintero, pero tengo muchos puentes por construir.

No dejemos que ningún malentendido nos separe de las personas que queremos.

lunes, 9 de octubre de 2017

Reflexión: Leyenda del verdadero Amigo

Una leyenda árabe cuenta de dos amigos que viajaban juntos por el desierto, en algún momento del viaje los dos comenzaron a discutir, entonces el primer amigo le dio una bofetada a su compañero, el agredido no se defendió, sino que escribió en la arena: "Hoy mi mejor amigo me dio una bofetada".
El caso extrañó al amigo agresor, pero de momento prefirió no preguntar la extraña reacción a su acompañante.
Pasaron los días y los dos amigos árabes proseguían su camino, en el viaje se encontraron un oasis y decidieron bañarse. Mientras lo hacían el hombre que había sido abofeteado comenzó a ahogarse, pero su amigo se arrojó al agua y lo rescató. El hombre agradeció que le hubieran salvado la vida, pero esta vez tomó un estilete y comenzó a escribir en una piedra: "Hoy mi mejor amigo me salvó la vida".
La intriga volvió a invadir la mente del primer amigo, así que esta vez decidió no quedarse callado y preguntó a su amigo:
—Explícame algo, ¿por qué cuando te abofeteé escribiste en la arena y ahora lo haces sobre una piedra?
El segundo amigo lo miró y con una sonrisa contestó:
—Te voy a compartir mi filosofía, cuando alguien me ofende trato de escribir las cosas sobre la arena, en donde las marcas son borradas fácilmente por el viento del perdón. Cuando alguien hace algo bueno por mí prefiero dejar las cosas grabadas en piedra para que no se me olvide nunca, así la memoria  del corazón me recordará que debo ser agradecido y no habrá ningún viento que pueda borrarlo.


Autor desconocido.

Las redes sociales afectan nuestras emociones


Lejos de utilizarlas para comunicarse normalmente la mayoría de personas emplean las redes sociales como una mecanismo para alimentar su ego, mientras que a otras incluso les mina la autoestima
Las redes sociales afectan nuestras emociones
Tenemos al menos un perfil donde compartimos nuestra vida. Desde nuestras vacaciones a actividades de fin de semana, reflexiones y noticias…
¿Sabías que las redes sociales afectan nuestras emociones y que tienen un gran poder sobre nuestro estado de ánimo? En este artículo te contaremos más.
Las redes sociales y las emociones
Las redes sociales y las emociones















Si bien pueden tener beneficios a nivel psicológico o emocional, las redes sociales también pueden modificar nuestro ánimo y nuestra percepción del mundo.
Cada vez hay más interacción “tecnológica” y menos personal y eso nos afecta tanto como nos ayuda. Así es, ya que tenemos una idea falsa de “tener amigos” o “saber del otro”.
Las redes sociales y los mensajes a través del móvil se han convertido en los medios para conocer gente, interactuar y estar al tanto de las novedades de familiares o amigos.
Sin embargo, no hay nada como un abrazo, un beso y una palabra de aliento dicha “cara a cara”.
Aunque recibir un mensaje de una persona querida puede robarnos una sonrisa, el efecto será mucho menor que si ese individuo nos mira a los ojos y ni siquiera nos dice una palabra.
En pacientes con depresión aguda el contacto físico es fundamental para reducir el cuadro y un tratamiento eficaz no incluye interacción a través de los dispositivos actuales.
La comunicación con medios digitales tienen un impacto positivo en cuestiones relacionadas con el sentido de pertenencia, la autoestima o el estado de ánimo en los adolescentes y en los adultos jóvenes.
Sin embargo estos beneficios son menores que si las interacciones son en persona.

Las redes sociales y el comportamiento

Las redes sociales y el comportamiento
El uso de estos portales está asociado a aspectos negativos tales como la tristeza, el estrés, la soledad y la baja autoestima.
Nos sentimos menos que los demás, nos comparamos todo el tiempo y pensamos por qué el otro tiene una “mejor vida” según las publicaciones o comentarios que realiza.
Una de las principales características de las redes sociales es que no nos mostramos tal cual somos.
Es decir, que formamos un perfil con aquello que nos hace parecer más felices, más enamorados o más divertidos. Pero en realidad tapamos los momentos menos agradables de las relaciones, del trabajo, del día a día, etc.
Muchas personas no poseen un “filtro” y no se pueden contener con lo que publican. Utilizan las redes sociales para expresarse o bien para demostrar que son superiores al resto (aunque sea de forma inconsciente).
“Tomaré una foto para subirla al Facebook” es una frase muy habitual pero ¿por qué no hacemos una foto para tener un lindo recuerdo de un momento especial?
O mejor aún ¿por qué no dejamos de lado el móvil o la cámara y nos dedicamos a disfrutar de la situación?
Las personas mayores de 40 años siguen prefiriendo la comunicación cara a cara o, por lo menos, “voz a voz” llamando por teléfono en lugar de enviar un mensaje.
Además el comportamiento en las redes sociales es más comedido y le prestan mayor atención a la privacidad, en comparación con los jóvenes, quienes no tienen en cuenta qué cosas comparten y quiénes pueden ver ese contenido.
La generación nacida después del año 2000 se ha criado en contacto directo con la tecnología, la cual forma parte de sus vidas desde el vientre materno.
Para ellos la comunicación a través de las redes sociales es lo más normal del mundo y cada vez son más pequeños cuando abren un perfil en ellas.
No obstante, más allá de las diferencias generacionales, los patrones sociales que usamos para relacionarnos son los mismos.
Esto quiere decir que nos movemos en círculos donde hay personas con intereses similares a los nuestros. Lo que cambia es la forma en que interactuamos con los demás.

Las redes sociales y la felicidad

Las redes sociales y la felicidad
La influencia que tienen las redes sociales en la autoestima es mayor en aquellas personas con gran dependencia de las mismas.
El mecanismo de recompensas o de reconocimiento puede actuar de la misma manera sea en línea o desconectado.
Necesitamos sentirnos “aprobados” por los demás para mejorar nuestra autoestima.
Un típico “me gusta” de Facebook significa para muchos una recompensa o un aliciente para nuestros problemas, pero esto no debería ser así.
La cantidad de amigos, seguidores o comentarios parece ser el medio de demostrar popularidad y, sobre todo, de obtener felicidad.
Las redes sociales estimulan cuatro funciones cerebrales:
  • Autosuficiencia
  • Búsqueda de aprobación
  • Comparación
  • Mecanismo de deseo sexual
Si bien podemos pensar que alguien que se encuentra todo el día conectado y postea decenas de imágenes es alguien dichoso, en realidad, cuantas más horas se usa una red social, mayor es el grado de infelicidad e insatisfacción.
¿Por qué será que en una gran parte de las publicaciones de estas personas adictas a las redes sociales se muestran triunfos, cosas lindas y momentos felices?
Quizás se deba a que necesitan demostrarle al mundo lo alegres que están o que estén usando esta plataforma para no sentirse inferiores al resto.
Para evitar que las redes sociales afecten nuestras emociones debemos recordar cuáles son sus objetivos y no darles mayor importancia de la que realmente tienen.
Se trata de un canal o un medio de comunicación como cualquier otro y nada más.
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